HISTORIA. CALLE MAYOR

Tercera muestra musical
Noviembre de 1998

Como el Guadiana, que desaparece y vuelve a aparecer, así llega de nuevo nuestra crónica a Calle mayor, tras un periodo de vacaciones.

La III Muestra Musical, este año bautizada con el nombre de Diego Beltrán, será buena excusa para desperezarnos y ocupar las páginas siguientes.

Nuestros anhelos se han visto por fin colmados y hemos logrado lo que una y otra vez las circunstancias nos han venido negando. Ahora ya lo podemos celebrar, ya lo podemos decir sin temor a que se estropee: ¡hemos completado un intercambio! Hace más de un año que debería haberse conseguido, pero cuando la Agrupación San Francisco de Cájar (Granada) estaba lista para partir en dirección al frío, es decir, a esta tierra que ocupamos, un temporal de nieve impidió el viaje y nos quedamos compuestos y sin orquesta. Esta vez volvió a disponerse todo para acoger a los granadinos: alojamiento, concierto, ensayos, comidas... y llegaron, pero no fue tan fácil como parece a primera lectura.

Los detalles estaban planeados al milímetro, el día clave era el 10 de octubre, día de inauguración de la Muestra y de recepción de las orquestas de Cájar y Manzanares (Ciudad Real). Entre unos y otros alcanzaban la cifra de unas ochenta personas que debíamos manejar. Después de pedir consejo a varios pastores locales nos encaminamos a cumplir nuestra misión. Primero llegó la Orquesta de Pulso y Púa Sotomayor (Manzanares) alrededor de las cinco de la tarde. La Agrupación San Francisco de Cájar debería llegar a las seis, pero acordaron avisarnos un par de horas antes de llegar. De esta forma a las cuatro deberíamos haber recibido un mensaje que no existió, por lo tanto perdimos la pista, no sabíamos dónde estaban ni cuando llegarían, ni siquiera si llegarían.

Mientras tanto actuábamos de anfitriones con los de Manzanres, proporcionándoles lo que nos pedían: un lugar donde ensayar, uno donde cambiarse de ropa, sillas, la ubicación de los bares más representativos... pero una parte de la orquesta de Tudela se comía las uñas y hasta los dedos, con la vista clavada en el horizonte esperando ver arribar a los nautas granadinos, que por esas horas debían surcar los océanos trigueros de Castilla, tal vez a la deriva, a juzgar por la tardanza.

El tiempo, que no entiende de muestras musicales, transcurría sin clemencia y la hora de la inauguración se acercaba a más velocidad de lo que parecía hacerlo el vehículo de Cájar.

EL PROGRAMA

Folleto de la tercera edición de la muestra. Ver crónica

LA MUESTRA EN EL NORTE DE CASTILLA

De cualquier forma, la situación carecía de dramatismo; la Orquesta Sotomayor, la que iba a abrir la Muestra, estaba preparada y dispuesta. Pero quince minutos antes de la hora clave, a las ocho menos cuarto llegó resoplando la nave los de
los trigonautas. Desembarcaron y nos reunimos con ellos en el patio del Colegio Rural. Procedimos a realizar las oportunas presentaciones y el reparto de personal en los distintos lugares. Cuando cada uno conoció a sus hijos y hermanos adoptivos nos quedó el tiempo justo para llegar a ver a la Orquesta Sotomayor, que interpretó magistralmente los conciertos de Vivaldi
dedicados a las cuatro estaciones del año.

La noche se alargó, nosotros cumpliendo con nuestra obligación de anfitriones guiamos a nuestros invitados por la vida nocturna tudelana hasta que decidieron marcharse a descansar, pues debían estar en forma durante el ensayo y el concierto del día siguiente, que amaneció con caras de sueño en el Rural. Pero entonces la orquesta de Manzanares ya estaría en su casa o cerca de ella

Varias horas antes de la actuación se produjo un hecho ejemplar, que fue la unión musical entre varios componentes de ambas orquestas. En un lugar tudelano, al amparo de la sobremesa, el café y el pacharán una agrupación formada por violín, bandurria, laúd, flauta, guitarra y percusión hacía sonar algunas improvisaciones, una pequeña fiesta y una muestra de la universalidad de la música, que puede unir en un momento a gentes procedentes de distintos lugares, desconocidos entre sí, para disfurtar juntos compartiendo emociones.

En el concierto, la Agrupación Musical San Francisco interpretó un variado repertorio de autores de distintas épocas y la Orquesta de Pulso y Púa de dicha agrupación tocó la suite Cascanueces de Tchaikovski, obteniendo notable éxtio.

Para terminar celebramos una cena conjunta y cachondeo hasta las tantas. La gente de Granada se quedó impresionada por la hospitalidad y la marcha del pueblo tudelano ¡y es que les habían dicho que en Valladolid éramos muy secos!

No podía faltar la anécdota que esta vez fue percance y no muy agradable para alguno, pues un joven músico granadino dio una mala pisada y se rompió un hueso del pie. Lo trasladamos a Valladolid y le vendaron la pierna. Esperamos que se recupere pronto y bien.

Sin más problemas, la mañana del 11 de octubre, temprano, aún medio dormidos partieron rumbo a Cájar. Tanto ellos como nosotros pasamos unos días muy agradables juntos, que esperamos repertir próximamente.

Los conciertos continuaron durante las siguientes semanas en las que contamos con el dúo Etreus, formado por la cantante Patricia Pérez y nuestro compañero Rodrigo Jarabo con su guitarra, que ofrecieron un bonito recital; la Orquesta de Pulso y Púa Conde Ansúrez de Valladolid (¡por fin en nuestra provincia alguien que hace lo mismo que nosotros!) y para despedir el ciclo, los de casa, la Orquesta de Tudela.

El balance de la Tercera Muestra es netamente positivo, la calidad de los intérpretes ha superado las expectativas, al igual que la afluencia de público, que ha sido masiva, llegando a abarrotar la iglesia. Todo esto nos da fuerzas para perseverar y esperamos ser capaces de mejorar lo conseguido. Para ello lo ideal sería contar con más apoyo por parte del Ayuntamiento y la colaboración de alguna empresa local. Sólo nos queda un deseo para el año que viene, poder celebrar las actuaciones en un teatro.

OTROS MESES DE CALLE MAYOR
©2004 Orquesta de Pulso y Púa de Tudela de Duero