HISTORIA. CALLE MAYOR

Concierto fin de año en Herrera y de Reyes en Tudela
Febrero de 1996

El día 30 de diciembre tuvimos la última actuación del año con menos sobresaltos que las de la gira de Santa Cecilia, pero no exenta de ellos. Se trataba de dar un concierto en la iglesia de Herrera de Duero a las seis de la tarde. Una hora antes partíamos de nuestro puerto habitual, la plaza de Tudela, un poco mosqueados y a la expectativa de lo que pudiera suceder, pues el recuerdo de experiencias anteriores no era fácil de borrar de nuestras mentes.

Cuando llegamos a Herrera tuvimos que esperar porque en la iglesia nos encontramos con un funeral. Nos llevaron a un edificio donde había una exposición de dibujos de niños, de fotografías antiguas de gente del pueblo y de calles de Valladolid y un Belén.

Después de media hora, pudimos empezar a colocar las sillas y afinar los instrumentos. El público iba llegando en gran número. El año anterior ofrecimos otro concierto en el mismo marco al que apenas acudieron cuatro personas; en cambio, esta vez, ya habían venido unos cuarenta individuos; vimos maravillados cómo nuestro poder de convocatoria aumentaba en progresión geométrica. De seguir así, la próxima actuación no cabemos en la provincia.

Los asistentes no se achicaron ante el inmenso charco y el barro que había a la puerta del tempo y éste (el templo, no el charco) terminó por llenarse. Aprovechamos la ocasión para pedir a la autoridad competente que asfalte la entrada de la iglesia de Herrera.

Tampoco nosotros nos achicamos ante el intenso frío que sufrieron nuestros dedos e interpretamos una música que creemos fue del agrado de los oyentes. Cuando cumplimos con nuestro cometido nos invitaron a ingerir alguna bebida y volvimos a casa contentos y dispuestos a agotar las últimas horas de 1995 de la mejor forma.

Y con el año 1996 recién estrenado reemprendimos nuestra labor sin esperar demasiado para el tradicional concierto de reyes de la Orquesta, que coincide con la entrega de premios del concurso de cuentos de invierno que organiza el Ayuntamiento de nuestra localidad. Es una buena ocasión para que nos escuche gente que generalmente no acude a nuestras actuaciones, como pueden ser las personas premiadas y sus familiares.

Para esta ocasión no lucíamos nuestras mejores caras. La causa para que se diera esta circunstancia fue que la noche anterior habíamos celebrado una cena para todos los componentes de la Orquesta y amigos de la asociación. La reunión se prolongó más de lo previsto y duró hasta altas horas de la noche, cayendo al día siguiente en un estado de meditación y aislamiento que podríamos denominar sueño.

Nos encontrábamos muy cerca de comenzar el acto y de nuevo surgió un conflicto con nuestro instrumento más problemático y ya reincidente, el endemoniado bombo o timbal. ¿Dónde estaban el bombo y su accionadora? Rápidamente (en nuestras circunstancias, tampoco mucho) buscamos a los ausentes cuyo estado de meditación había alcanzado gran misticismo (de ahí el retraso). Primero llegó el instrumento, decidimos que para la ocasión, fuera tocado por uno de los guitarras que dada su naturaleza destructiva, llevaba tiempo esperando una oportunidad así para desahogarse golpeando a quien sin duda se lo tenía mercido por reiteración en sus faltas; el condenado instrumento "fantasma", que aparece y desparece como el Guadiana. Pero cuando el improvisado percusionsista estaba como unas castañuelas, llegó la auténtica bombera y hundió todo su gozo en el pozo.

La ceremonia se dividió en partes. la primera ocupada por música, un descanso aprovechado para la entrega de premios y, de nuevo, la interpretación de la Orquesta. Durante la segunda parte citada, vimos con alegría como Víctor, uno de los componentes de nuestro grupo, recibía el primer premio del concurso de cuentos. Fue una lástima que no pudiera estar allí para recogerlo.

Tristemente tenemos que denunciar la falta de interés y sobre todo, de silencio de algunas personas que fueron a recoger su premio y una vez hecho esto, abandonaron la sala para alivio y beneficio de los demás. No podemos entender cómo gente aficionada a la literatura (al menos se supone, dado que se presentan a concursos de cuentos) tengan tan poco interés por otras manifestaciones culturales, y, lo que es más grave, tan poco respeto hacia las personas que querían oír algo. Por suerte, sólo se trató de una minoría discordante y el concierto acabó con armonía.

No queremos que pase desapercibida la labor que están realizando tres componentes de la Orquesta colaborando con el grupo de danzas Arienzo de Valladolid. Estos tres miembros fueron solicitados por las bailarinas de dicho grupo y fácilmente convencidos (eso dicen las "malas lenguas"). Lo que podemos asegurar con toda verdad es que jamás los habíamos visto con tanto interés por la práctica de su instrumento como en los últimos meses.

©2004 Orquesta de Pulso y Púa de Tudela de Duero