DETRÁS DEL ATRIL


En la cena, después de entregar el amigo invisible.


De cenita.


Víctor, Andrés, Pablo, Jarabo, Esther y Ángel.

 

Cena de Navidad
10 de enero de 2014

Y un año más volvimos a celebrar nuestra tradicional cena de Navidad. Y en esta ocasión, a tiempo, cerquita de las fechas indicadas para ello. Aunque como ya nos ha pasado en otras ocasiones el fin de semana elegido es el que coincide con Pingüinos, la concentración motera, por lo que las calles de la ciudad estaban llenos de motos aparcadas... y con las luces de Navidad encendidas.

Con ese ambiente entramos en el bar Carpe Diem, en la calle Perú, un local recomendado por Alicia (ahí está su hermana) y en el que estuvimos de lujo, en una sala exclusiva y con una sesión de raciones estupenda. Embutidos, cecina, tortilla, ensalada, lacón y unas croquetas de jamón y de boletus estupendas. De postre, queso con membrillo. Y el vino, el café, cava y el primer cubata de la noche. Y claro, el amigo invisible, que ya se ha convertido en una institución en nuestras cenas navideñas. Este año, incluso, se ha apuntado Elsa. Aunque no nos pudieron acompañar Álvaro, Cristina y Javier. Se les echó de menos.

Los laúdes, Elsa y Alicia, se encargaron del reparto de los regalos, que estuvieron guardados durante toda la noche en una gran bolsa negra, para evitar que fisgáramos en las etiquetas con el nombre. Aunque el final, los más avispados, podían distinguir quién era el que hacía el regalo a poco que se hubiera fijado en la bolsa que traía cada uno al entrar al restaurante.

Víctor fue el primer en abrir su presente. Una bolsa llena de mostachos y en su interior, una pluma con tintero, una libreta exclusiva hecha a mano en Parapapel y unos calzones. Pablo recibió un forro polar y una mantina de parte de Gracia. A Gracia le regaló Nohelia, que haciendo bueno el dicho de la boda obsequió con una pulsera prestada, otra nueva y azul (fabricada por ella)l y de oro (unos pendientes). A Nohelia le regaló Elsa unos guantes chulísimos. Elsa recibió unos pendientes y una libreta de Blas de parte de Alicia. Alicia se hizo con un juego de café obsequio de Víctor. Y aquí se cierra el primer círculo de regalos de la noche.

Álvaro no pudo venir, pero dejó su regalo para Ángel, unos guantes, un bolso bandolera y especialmente un gorro que causó furor durante la noche. Ángel le regaló a Miguel Ángel un juego de chocolate y servicio para beberlo. Un exitazo. Miguel Ángel obsequió a Luz con un pañuelo foulard, Luz a Javier unos guantes, Javier a Esther un pañuelo foulard, Esther a Andrés una pulsera de cuero, Andrés a Rodrigo una cachimba y para cerrar este segundo círculo, Rodrigo a Álvaro, un casco para incorporar la bebida.

Después de una entretenida sobremesa, que se prolongó hasta las dos de la mañana, tocó el momento de copa y baile. El primer destino (y el útlimo para muchos) fue La Brújula. Los primeros en marchar, casi sobre las tres, fueron Alicia y Luz, que estaban malitas, con Elsa. Luego se marcharon Nohelia y Gracia camino de Portillo y después, Miguel Ángel y Pablo. La sesión en La Brújula se remató sobre las cuatro con Víctor, Andrés, Jarabo, Ángel, Esther y unos chupitos de mora.

Tocaba elegir nuevo destino. Andrés apostaba claramente por Asklepios, algo que el resto no terminaba de ver muy claro. Cuando pasamos por delante del Hache (bueno, incluso entramos), Esther sugirió quedarse allí, pero su propuesta no tuvo mucho éxito. La ruta desembocó en San Miguel, pero después de entrar en un par de sitios y ver que o estaban medio vacíos o a punto de cerrar, al final se acordó que Esther tenía toda la razón y se regresó hasta Hache. Sobre las cinco, Ángel (que al día siguiente tenía cita en Astorga con el cocido maragato) y Víctor regresaron a Tudela y allí se quedaron los irreductibles, Andrés, Esther y Jarabo.


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©2004 Orquesta de Pulso y Púa de Tudela de Duero