DETRÁS DEL ATRIL


Esther y Nohelia se preparan para salir al escenario.


Andrés, afinando la bandurria.


Momento de afinación: Abel, Javier y Esther.


Luz y Pablo, con la paella.


¡A la rica paella!


Álvaro y Cristina, durante el almuerzo

 

Viaje a Madrid
13 de abril de 2013

Y después de 31 años de historia, la orquesta de pulso y púa ha tocado por primera vez en Madrid capital. Es verdad que habíamos estado cerca, como Paracuellos del Jarama o en Algete, pero nunca nos habíamos acercado hasta la capital. Así que estamos muy agradecidos a la orquesta Maestro Bernando Martinez por su invitación para participar en el segundo ciclo de pulso y púa de Madrid.

La actuacion tuvo lugar en el centro cívico El Torito, situado en la avenida de Moratalaz, y se celebró el sábado por la mañana, a las 12:00 horas, lo que obligó a madrugar un poco para salir a las ocho de la mañana desde Tudela. Como nos conocemos todos, la cita era a las 7:50 horas. Y algunos cumplidores estaban a la hora, como Esther. Otros se pasaron de madrugadores (Andrés llegó a menos veinte, calculó mal desde Villanubla) y otros, como Javier, llegaron un pelín apurados porque tenían que hacer frente a la intendencia familiar.

El primer paso fue el reparto de coches. Rodrigo y Lili llevaron a Esther y Luz. Alicia y Pablo fueron en el coche de Cristina y compañía. Víctor y Andrés montaron en el de Javier y Álvaro, con su familia, pasaron a recoger a Gracia. De camino a Madrid paramos en Portillo para recoger a Abel y Nohelia, que también montaron en el coche de Javier. Y por fin, una vez colocados todos, comenzó el viaje hasta Madrid.

Es el primer viaje más o menos largo que hacemos desde hace tiempo así que había ganas de salir (tenemos pendiente una actuación que obligue a pasar fuera el fin de semana, a ver si cae pronto). El viaje fue una auténtica sinfonia de mensajes de whatsapp entre unos coches y otros lo que obligó a los conductores a enfrentarse a una ristra de mensajes cuando, una vez llegados a Madrid, pudieron echar un vistazo al teléfono. Álvaro, por ejemplo, se enteró con dos horas de retraso de la parada técnica que hubo en el coche de Alicia.

En el camino, además del whasapp, hubo momentos para las risas o para ver varios globos aerostáticos al paso por Segovia.

Una vez llegados a Madrid, los conductores tuvieron que enfrentarse a varios momentos de despiste antes de situarse en el lugar concreto en el que se iba a actuar y, pese a un par de rotondas cogidas en la dirección fallida, no hubo especiales problemas. Bueno, una pequeña excursión por el barrio. Álvaro y Javier aparcaron sus coches en la Hacienda de Pavones, al ladito del centro cultural, pero la mala orientación de los integrantes de la orquesta hizo que los ocupantes de estos coches dieran una pequeña vuelta por la zona antes de llegar a su destino. ¡Y eso que estaban justo al lado!

Una vez instalados en el lugar de la actuación, era obligada una pequeña y rápida visita a un bar cercano para tomar un tentempié. Triunfaron los churros, las porras, la napolitana de chocolate de Nohelia y, sobre todo, los pinchos de tortilla. Cuando Abel lo pidió acompañado por mahonesa, se abrió la veda para que varios se apuntaran a la salsa con la tortilla del bar Perea.

De regreso al lugar del concierto (y una vez que el director tuvo que rescatar las partituras olvidades en el coche) tuvo lugar el momento del ensayo y la afinación de los instrumentos. Repasamos las piezas del renacimiento y el largo de la Música Nocturna de Madrid y el ensayo no hacía presagiar nada bueno. ¡Un auténtico desastre! Jamás habíamos tocado tan mal encima de un escenario. Así que menos mal que era solo un ensayo.

El concierto posterior ya fue otra cosa, con obras de las que salimos especialmente contentos, como Amparito Roca o la Fuga sobre un tema de Lady Gaga (quizá sea la vez que mejor nos ha salido). Como bis volvimos a interpetar la pieza principal de La Vida es Bella.

Una vez terminada la actuación, nuestros compañeros de la orquesta Bernardo Martínez nos ofrecieron un almuerzo (¡grande!) con embutidos, aceitunas, patatas... y paella incluida. Buenísima. Disfrutamos un montón del enceuntro con unos compañeros a los que esperamos para la muestra musical Diego Beltrán de noviembre de 2013.

El centro cultural cerraba a las dos de la tarde, por lo que tuvimos que abandonar las instalaciones. Algunos integrantes de la orquesta (Pablo y Alicia en el coche de Cristina y Luz y Andrés en el de Rodrigo) salieron pitando. Algunos, porque tenían que ir al fútbol en el José Zorrilla, donde el Valladolid jugaba con el Getafe.

Los demás, prefirieron tomárselo con un poco más de calma y comer por el camino, en el área de servicio de Collado Villalba, donde cayeron unas ensaladas, unos bocadillos de pollo y un platito de patatas fritas.

La aventura del concierto madrileño finalizó sobre las 17:30 horas.


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©2004 Orquesta de Pulso y Púa de Tudela de Duero