DETRÁS DEL ATRIL


Todos los asistentes de la Orquesta a al cena, posan con su regalo del amigo invisible.


Las chicas: Ana, Nohelia, Alicia, Lidia, Esther, Natalia y Gracia.,


Juntos en el bar


Los chicos: Abel, David, Pablo, Andrés, Víctor y Luismi


Los últimos valientes de la noche: Gracias, Esther, Luismi, Natalia, Alicia y Andrés.

Cena de Navidad
23 de diciembre de 2010

Ponerse de acuerdo para hacer la cena de Navidad de la Orquesta es una tarea casi imposible y es complicadísimo que coincidamos todos. Tan difícil es que hace un par de años tuvimos que celebrar la cena navideña un 31 de julio. Esta vez ha habido un poco más de suerte y hemos consensuado una fecha tempranera, el 23 de diciembre, que sin embargo no ha venido bien a todos. Por desgracia faltaron algunos integrantes de la Orquesta (Cristina, Gastón, Elsa, Elena, Álvaro, Yanhira, Mario), pero el resto ahí acudimos a Eh Voilá, en Valladolid, para disfrutar de nuestra merecida cena de Navidad.

Alicia se había encargado de reservar mesa y nos dieron para las 22.30 horas. Para ir abriendo boca, un grupo de integrantes de la Orquesta quedaron en la Solanilla para tomar una cerveza y hacer más amena la espera. Allí estaban Esther guitarra, Luismi, Pablo, David, Gracia, Alicia o Andrés, entreteniendo las últimas horas de la tarde antes de que pudiéramos entrar a cenar. Sobre las 22.30 horas ya se concentraron a la puerta del restaurante todos los comensales, pero nos advirtieron de que todavía quedaban unos veinte minutos antes de que salieran las personas que ocupaban la mesa en le primer turno de la noche. ¡Vaya! Los minutos de espera en la calle fueron tremendo. Frío. Pero en seguida nos metimos a la estrechísima recepción del restaurante para ver cómo iban bajando los clientes (sobre todo clientas) y comprobar si era un número necesario para calcular si nuestra mesa estaba quedando vacía.

Al final, subimos a cenar sobre las 23.00 horas. La colocación de las mesas fue un poco extraña. Nos fuimos sentando según subíamos, con la rareza de que, por primera vez en muchos años, pillamos todos los chicos a un lado de la mesa y todas las chicas al otro. Tan solo Alicia cambió sitio con Luismi para que la cosa pareciera un poco más mixta. Ya habíamos reservado lo que íbamos a comer con antelación (en el concierto de Navidad, Alicia se encargó de pasarnos una lista para que apuntáramos las peticiones) así que no fue necesario pedir nada. De entrada, ensalada césar, carpaccio y tablas de quesos y patés. De segundo, a elección, triunfaron los crepes sureños, el solomillo (Abel y Andrés) y el quiche de espinacas y queso de cabra (Natalia, Víctor, Alicia). Los postres estuvieron más repartidos, entre los crepes dulces, el helado y los sorbetes de mandarina y piña (Natalia, Gracia, Esther y Nohelia). Y luego, chupito y amigo invisible.

Durante toda la noche estuvimos bromeando con los envoltorios del amigo invisible. Sobre todo con uno de los regalos, que misteriosamente se escapó de su envoltorio y estaba a la vista de todos. En cualquier caso, no hubo ningún problema y Víctor enseguida comenzó el reparto mientras Abel no perdía detalle con la cámara de mano. Abrió la veda Gracia (tenía dos paquetes) que recibió un pijama y unas zapatillas. Zapatillas también fue el regalo que Abel le hizo a David. Hubo mucha prenda de abrigo. Gracia regaló una braga, orejera y guantes a Andrés. Miguel Ángel una bufanda a Víctor y también hubo bufanda para Abel de parte de Natalia. Víctor regaló a Luz un tablón pintado y lleno de fotografías. Álvaro mandó vía Gracia un llavero para Lidia y un llavero (con forma de guitarra y con la inscripción pulso y púa) le regaló Alicia a Ester laúd (junto a un cuaderno y unos guantes). Natalia recibió un pañuelo de Luismi y Miguel Ángel, un tanga y un sombrero de parte de Nohelia. Andrés le regaló una minipista de coches a un emocionado Luismi y Esther guitarra recibió un despertador. Entre los regalos más divertidos de la noche, el que recibió Pablo de parte de Luz. UNa gruesa cuerda de tener la ropa, para que no se le rompe ninguna cuerda más durante los conciertos.

Al final de la cena, todos juntos nos hicimos una fotografía con nuestros regalos (la puedes ver aquí al lado).

Una vez fuera del restaurante se fue la primera remesa de músicos a casa. Miguel Ángel llevó a Ester y a una Luz todavía con muletas por su reciente operación de rodilla. El resto, a tomar un chisme a un bar de la calle Paraíso. Allí hubo copas, cocacolas, fotos y muchas risas, hasta que comenzó a haber más deserciones. Pablo (que madrugaba para ir a trabajar al día siguiente) y su hermano David fueron los primeros en retirarse, seguidos de Abel, Nohelia y Lidia.

Cambio de bar. Hasta El güevo. Allí mucha música latina que Esther y Andrés se sabían al dedillo. "Es que son muchas horas subidas en el tracto con la radio puesta", decía Andrés. Sobre las tres y media de la mañana hubo más retiradas con la marcha de Víctor y Ana. El resto de valientes continuó por la zona de San Miguel, donde cerraron la noche Luismi, Gracia, Alicia, Andrés, Natalia y Esther.


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©2004 Orquesta de Pulso y Púa de Tudela de Duero