DETRÁS DEL ATRIL

Ana, Blanca, Nohelia, Luz, Esther, Natalia, Luismi, Abel, Elena, Cristina, Pablo y Elsa, en la puerta del auditorio.


Pablo, Elsa y Abel, en la galería del auditorio Miguel Delibes.


Nohelia reparte chocolate durante un descanso.


Natalia, Ana, Luismi, Pablo, Víctor y Abel junto con la actriz Lola Herrera.

Luz, Nohelia, Pablo, Víctor, Natalia, Ana y Esther con el actor Juan Antonio Quintana.


Cristina, Elsa, Abel, Alicia, Nerea, Luismi, Nohelia, Esther y Víctor, antes de comenzar el concierto.


La Orquesta de Pulso y Púa, durante el concierto.

Abel, Nohelia, Víctor, Pablo y Elsa en el patio de butacas.


EL VÍDEO

Concierto en el auditorio Miguel Delibes
30 de abril de 2007

¡Anda que no hay cosas que contar de este concierto! También es normal, porque ha sido uno de los más maratonianos que hemos vivido a lo largo de nuestros 25 años de historia. Hasta siete horas hemos pasado juntos los músicos de la Orquesta de Pulso y Púa de Tudela de Duero en el auditorio Miguel Delibes de Valladolid. La aventura comenzaba las 16.45, hora determinada para que llegáramos hasta las instalaciones de Villa del Prado. Los primeros en hacer aparición fueron Elena, Elsa y Víctor, que tuvieron que buscar el lugar por el que acceder hasta el lugar donde iba a tener lugar el concierto. Jesús, nuestro director, también fue de los más madrugadores y a continuación llegó Pablo. Poco a poco fue llegando el resto de componentes de la Orquesta. Luz, Natalia, Blanca, Nohelia y Abel, Esther y Luismi y Ana, que tuvieron ciertas desavenencias fraternales sobre quien tenía que ser la persona encargada de ir al coche a buscar los zapatos de Luismi. Nerea hizo su aparición después (trabajo), luego llegó Alicia acompañada por Tuti (se ha convertido ya en nuestro fotógrafo oficial) y el último, con la lengua fuera, llegó Álvaro. A las seis de la tarde salía de Madrid, donde había tenido una reunión de trabajo, y ni siquiera el gran atasco que se encontró por el camino le hizo perderse la actuación. Llegó por los pelos... y porque el concierto se retrasó diez minutos. Si no llega a ser por eso, difícil las habría pasado para poderse sumar al escenario. No pudieron acudir Gracia (estudio), María Luisa (trabajo), Miguel Ángel y Noci (que tenían actuación con su orquesta) ni Andrés, la última incorporación a la orquesta.

Desde el primer momento los flashes de nuestras cámaras no dejaron de tomar instantáneas de todo lo que sucedía a nuestro alrededor. Elena, más disciplinada que la mayoría, incluso se entretuvo en grabar en vídeo el ensayo de la Cantata 147 de Bach con la coral Voces del Duero. Mientras tanto, Pablo y Víctor inspeccionaban toda la sala y subieron hasta las butacas más alejadas, las situadas en la galería, desde donde se tenía una impresionante perspectiva de todo el auditorio. Allí charlaron con uno de los técnicos de sonido de la sala, corroboraron lo incómodo de algunos asientos y de la mala situación de la barra de seguridad (que pilla justo a la altura de los ojos) y charlaron sobre el devenir del ensayo. En seguida se sumaron Abel y Elsa, que también aprovecharon para subirse a lo más alto del auditorio.

De nuevo en el patio de butacas asistimos al ensayo de las piezas de pop sinfónico, e incluso coreamos algunas de ellas. La que más éxito tuvo fue 'Hago Chas y aparezco a tu lado'. No en vano, y momentos antes del ensayo, Abel y Víctor no descansaron hasta que varias chicas del coro se la cantaron. En fin, un momento inenarrable. Contaron las chicas que en la actualidad el joven coro lo forman cerca de diez personas.
-Pero hemos llegado a ser treinta.
-¿Y el resto?
-Lo ha dejado.
-¿Por qué?
Y un silencio impresionante se hizo en el pasillo, lleno de taquillas donde guardar los instrumentos pero que, al decir de algunos, más parecían jaulas donde meter a los animales.

Tantas horas en el auditorio dan para mucho. Sobre todo para que te entre hambre. Y más de uno recordó las impresionantes meriendas que se organizaban en los tiempos de colaboración con Amigos de la Zarzuela. Esta vez no hubo coordinación y por allí no circuló ni el pan ni el chorizo ni el queso. Y mucho menos el vino. Tan solo el café de máquina, los botellines de agua y una bolsa de galletas situada junto a una garita de seguridad que nos tentaba para que la comiéramos. Lástima que no fuera nuestra. Deberían estar buenas. Al menos eso aseguran Víctor, Abel y Pablo, ejem.

El ensayo general terminó sobre las 18.30 horas, momento que aprovechamos para ir hasta la fachada del auditorio y hacernos una fotografía. Las chicas se entretuvieron justo en la explanada principal mientras peleaban con el viento, que incluso arrancó de las manos de Nohelia las partituras de Víctor. Como solo había una partitura de 'El himno de la Alegría' buscamos desesperadamente una fotocopiadora que al final ni encontramos ni hizo falta, porque Álvaro y Esther en vez de tocar esa obra la cantaban, como Nerea. Al bajar de la sesión fotográfica en la fachada, los más rezagados del grupo se encontraron con el actor Juan Antonio Quintana, para muchos el doble de Jesús Gutiérrez Lebrero, y no dudaron en acercarse hasta él para hacerse una fotografía. También le pidieron ese favor a Lola Herrera. Para ello, le comentamos que éramos de Tudela, precisamente el pueblo en el que días antes había recibido el reconocimiento que anualmente entrega el municipio con motivo de nuestro Días del Espárrago. Lola Herrera aseguró que lo había pasado muy bien ese día y que le encantaron los espárragos trigueros que le habían regalado. "Estaban riquísimos", dijo la actriz que encarnó a la directora de la academia de 'Un paso adelante'. Algunos bromearon con el hecho de ser músicos a las órdenes de Carmen Arranz (el personaje que interpretaba Herrera).

Minutos antes de salir al escenario Luz no paraba de decir que estaba algo nerviosa y unos a otros nos animábamos mientras nos colocábamos en fila para salir al escenario. El primero en hacerlo fue Álvaro, seguido del resto de los músicos de nuestra Orquesta. El hecho de que una formación de pulso y púa salga a este tipo de escenarios y en estos auditorios demuestra que la música de plectro es tan digna como cualquier otra y que todos somos músicos, con independencia del instrumento que se toque. Al mismo tiempo, recordamos que la bandurria o la mandolina son también instrumentos que pueden estudiarse en un conservatorio, como el violín o el clarinete y que, por lo tanto, deberían tener la misma consideración social, algo que poco a poco, se va consiguiendo.

Ya en el escenario interpretamos las piezas de Carmen y El barberillo de Lavapiés. Al terminar la primera parte, todo fueron comentarios en torno a Elena, que quiso marcarse un solo indeseado en la pieza de Bizet. Durante los siguientes minutos no faltaron los comentarios sobre el silencio inexistente. "Qué mal lo he pasado", comentaría la protagonista. Pero a la vista del conjunto, tampoco fue para tanto.

Durante la segunda parte del concierto tuvimos que esperar entre bambalinas, después de tener que responder las preguntas de ciertas personas sobre nuestra identidad. Preguntas que llegaron incluso después de que nos hubiera dirigido en un par de obras.

En la sala contigua al escenario (donde había una pantalla que según Luz teníaque escucharse. Abel decía que lo que se escuchan son los altavoces, no la pantalla) pero también una puerta más atrás, donde se refugió un grupo de componentes de la orquesta para poder hablar con más tranquilidad. Allí descubrimos una nueva modalidad de interpretación, ideada por Nohelia, y llamada el 'conchertino'. Todo un descubrimiento. En seguida circuló el chocolate (el dulce, ¿eh?) ya que Nohelia apareció con una tableta (solo una, snif) para repartir entre todos. Bueno, menos daba una piedra. Además, allí quedamos en ponernos de pie para saludar una vez que se hubiera levantado la Joven Orquesta, sin necesidad de esperar la señal de nadie.

Nuestro regreso al escenario fue para interpretar el 'Himno a la alegría', acompañados por Alfonso Pahíno, Charo Trueba y la Coral Voces del Duero, junto con el Joven Coro y Orquesta Ciudad de Valladolid. De entre todos ellos, destacó sobre un chaval que tocaba la batería (también como colaboración) y que nos comentó que pertenece a un grupo de reagge. Hablamos incluso de la posibilidad de que actuaran en la muestra Diego Beltrán. El tiempo lo dirá.

Ya después del concierto, y mientras recogíamos los instrumentos, diversas autoridades presentes en el auditorio se acercaron para felicitar a los músicos. Entre ellos se encontraban Soraya Rodríguez -candidata del PSOE a la Alcadía de Valladolid- y Jorge Félix Alonso -secretario provincial del PSOE- que nos comunicaron lo mucho que les había gustado el concierto y lo bien que sonaban los instrumetnos de pulso y púa. Alonso incluso recordó los tiempos en los que aprendió a tocar la guitarra gracias a nuestro director, Jesús Gutiérrez Lebrero.




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